Pérdidas auditivas
En primer lugar debemos distinguir entre sordera e hipoacusia.
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Sordera: Persona cuya audición no es funcional para los propósitos comunes de la vida diaria.
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Hipoacusia: Persona cuya audición, aunque es alterada, es funcional con audífono o con ellos.
Antes de realizar cualquier adaptación protésica se debe tener claro por parte del especialista qué tipo de pérdida auditiva es la que padece el paciente, y en consecuencia, adaptar la solución auditiva más adecuada en su caso.
Clasificación según el momento de aparición
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Prenatales: Son aquellas que se adquieren antes del nacimiento, pudiendo ser adquiridas bien durante la gestación, por procesos infecciosos padecidos por la madre. O bien, hereditarias, relacionadas con patologías u otro tipo de síndromes.
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Neonatales: Hipoacusias aparecidas de 0-4 semanas. Son provocadas por enfermedades como la ictericia neonata, anoxia neonatal, prematuridad…
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Postnatales: Pérdidas auditivas adquiridas a lo largo de la vida, bien por sustancias otológicas, meningitis, pérdidas relativas al avance de la edad (Presbiacusia).
Una vez explicado esto, podemos profundizar en el tipo de pérdidas auditivas.
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Hipoacusia de transmisión: Pérdidas auditivas producidas por lesiones en el aparato de transmisión de las ondas sonoras, es decir, obstrucciones en el canal auditivo externo o en el oído medio que ocasionan un trastorno en la membrana timpánica o cadena de huesecillos o ambos casos, impidiendo que el sonido llegue de forma correcto a estos elementos. Estas alteraciones pueden ser entre otras:
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Tapón de cerumen: Acúmulos o exceso de secreción que producen las glándulas ceruminosas.
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Exóstosis de conducto auditivo externo: Crecimiento de la parte ósea del canal auditivo externo, impidiendo que el sonido penetre en su totalidad.
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Malformaciones congénitas de oído externo y medio: Dichas anomalías pueden acusar hipoacusia. Agenesia de oído externo, es decir, sin canal auditivo externo. Microtia, oreja de menor tamaño con obstrucción del CAE.
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Otitis media: Existen tres tipos.
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Aguda: infección bacteriana del oído medio.
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Serosa: acumulación de líquido en el oído medio.
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Crónica: Inflamación con secreción frecuente y crónica de la membrana timpánica.
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Colesteatoma: Quistes benignos formados por detrás del tímpano causando pérdida auditiva. En ocasiones si aumentan pueden acabar dañando la cadena de huesecillos integrados en la parte media del oído medio.
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Otoesclerosis: Enfermedad del hueso de la cápsula ótica. Se presenta un crecimiento exorbitante y calcificación anormal del hueso de la cóclea. Afecta a la cadena de huesecillos, en concreto, al estribo.
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Hipoacusias neurosensoriales o de percepción: Pérdidas auditivas por lesión del oído interno o nervio auditivo, el encargado de transmitir el sonido al cerebro. Ocurren por la lesión del nervio auditivo (retrococleares) o lesión del órgano de corti (cocleares). Estas hipoacusias una vez cursadas tienen muy pocas posibilidades de recuperación. Existen varios motivos que las causan:
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Presbiacusia: Deterioro del sistema auditivo (cóclea y nervio auditivo) producido por el avance de la edad. Pérdida con progresión en la frecuencia altas y las relacionadas con la escucha e inteligibilidad del habla 500Hz - 4000 KHz. Aparecen en torno a los 50 años en adelante y suele cursar bilateralidad.
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Trauma Acústico agudo: Producido por sonidos de una gran intensidad a una frecuencia determinada durante un mínimo periodo de tiempo, donde se llegan a alcanzar presiones suficientes para llegar a dañar el oído interno, pudiendo provocar además lesiones anatómicas con desplazamiento por desgarro del tímpano y luxación de la cadena osicular.
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Trauma acústica prolongado: Lesión producidas por ruidos continuos de intensidad variable que actúan en un largo periodo de tiempo. Normalmente suele ser unilateral y audiométricamente suele manifestarse con pérdida auditiva en frecuencias en torno a los 4000KHz. Clínicamente es asintomático.
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Pérdidas auditivas hereditarias: Son precoces, se manifiestan desde el nacimiento. Se desarrollan progresivamente a lo largo de la vida del paciente. Son causadas por factores genéticos, la persona esta predispuesta a padecer una pérdida auditiva por antecedentes familiares.
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Pérdidas auditivas congénitas: Se padecen desde el nacimiento. Suelen producirse por complicaciones durante el parto, procesos infecciones de la madre durante el mismo, por exposición a medicamentos ototóxicos....
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Hipoacusia retrococlear: Esta pérdida es provocada por el deterioro o la inexistencia del nervio auditivo. Este tipo de deficiencia auditiva suele ser crónica y profunda. La adaptación audioprotésica suele ser complicada, en la mayoría de los casos es necesario la adaptación del implante coclear.
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Hipoacusias mixtas: Son provocadas por anomalías en las vías de transmisión y percepción, es decir, del oído externo o medio y el oído interno. El sonido es alterado hasta su llegada al cerebro.